EL ARCO DE LA MACARENA...

EL ARCO DE LA MACARENA

El Arco de La Macarena corresponde a una antigua puerta que daba acceso a la ciudad amurallada de Sevilla.

Se conserva intacta al igual que las murallas que rodeaban la ciudad, en la que hoy es la calle Resolana en el barrio de la Macarena.

Las murallas y sus torreones se construyeron en la época de Julio César en sustitución a la antigua empalizaba de madera y barro de época cartaginesa.

Fueron los árabes quienes durante su dominio reforzaron las murallas para la defensa de Sevilla, ampliando su superficie casi doblando la superficie anterior.

Llegado el siglo XIX las murallas de Sevilla estaban íntegras casi en su totalidad, pero cuando la revolución de 1868 se derribó gran parte de las mismas quedando en pie las que hoy existen; tramos de la Macarena, el Alcázar y la Puerta de Córdoba.

El acceso a Sevilla desde el exterior se hacia desde las puertas y los postigos, siendo reales, públicas o privadas.

En época de Carlos I se ensancharon para permitir el paso de los carruajes, y siendo patrón posteriormente para el crecimiento de la ciudad.

El arco o puerta de la Macarena ofrece varias singularidades; el nombre se debe a leyendas de los tiempos de la dominación árabe, denominándose entonces Bab-al-Makrina.

Resulta curioso que haya mantenido este nombre, pues las demás puertas toman la denominación por las actividades realizadas, así Puerta La Carne, Puerta Osario (cementerio), o Barquetas.

Por el Arco de la Macarena han pasado reyes y reinas de España, aunque a pesar de ello no se le cambió el nombre. Han traspasado la Puerta de la Macarena Isabel y Fernando, reyes Católicos, el rey Carlos I (V de Alemania) y Felipe IV.

Sobre el arco de la Macarena se encuentra un azulejo que representa a la Virgen de la Esperanza Macarena, en el que se lee 

''Esperanza nuestra, Ella es morada de Dios y Puerta del Cielo'' 

y flanqueado por los escudos de España, Sevilla y la Hermandad de la Macarena.

Se distinguen ademas cinco lapidas embutidas en la puerta; una de las cuales data de 1923 y otra de 1630.

Esta última, ordena a los guardianes de la Puerta que no se alejen de ella. Otra de las lapidas es relativamente reciente, de 1998 y corresponde a una de las últimas remodelaciones.